EL PADRE
RAFAEL MANUEL
ALMANSA RIAÑO
(Nacido en Bogotá el 2 de agosto de 1840.
Muerto en Bogotá el 28 de junio de 1927)
HACIA EL HONOR DE LOS ALTARES
***************
![]() |
El niño, con el hábito franciscano, curado de grave enfermedad |
Su madre, María del Rosario Riaño
Una de sus hermanas
Este santo sacerdote nació en Bogotá el 2 de agosto de 1840, cuando era arzobispo de la ciudad monseñor Manuel José Mosquera y Arboleda y presidente de Colombia José Ignacio de Márquez. De padres católicos muy fervorosos y de condición económica limitada –Ambrosio y María del Rosario- fue bautizado al día siguiente de su nacimiento en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Las Nieves. Su niñez transcurrió en el clima sereno y religioso de su familia: en contacto con la iglesia local, en la cual su padre trabajaba como carpintero y sacristán, fue madurando la vocación a la vida sacerdotal el pequeño Rafael Manuel.
![]() |
El Arzobispo de Bogotá, Manuel José Mosquera y Arboleda (1835-1853) |
Tomás Cipriano, expresidente, perseguidor de la Iglesia y hermano del Arzobispo Mosquera
Aproximadamente a los doce o trece años hizo su ingreso en la Orden de los Frailes
Menores, en el convento de San Francisco, que se encontraba adosado a la casa
en la cual él había nacido y donde había
transcurrido su infancia y su muy primera adolescencia. Llegado, sin
obstáculos, a los estudios de teología, su progresivo y sereno involucramiento en
el ámbito de la formación a la vida religiosa fue interrumpido en 1861 por la
violenta revolución política, la cual desencadenó una verdadera y propia
persecución contra la Iglesia
y el clero colombiano. El principal responsable de la turbación de la vida de la Iglesia fue el general
Tomás Cipriano de Mosquera y Arboleda, que fue presidente de la República por cuatro
veces. Paradójicamente, Tomás Cipriano era
hermano del arzobispo de Bogotá, Manuel
José (1835-1853), que había sido exiliado de la patria en 1853 y quien murió,
desterrado en Marsella, en su paso por Francia, camino de Roma. Así, la
Iglesia en Colombia no escapó a las durísimas e
injustas leyes impuestas por los regímenes de la época en América y en Europa,
expedidas bajo el pretexto de la libertad, pero que fueron en realidad movidas
por un violento y ciego anticlericalismo, que, a veces, terminó en brutal y sangrienta represión.
Por consiguiente, el joven seminarista se vio
constreñido a poner de manifiesto al
propio superior franciscano -reducido
éste también al anonimato y al exilio-,
lo mismo que al arzobispo de Bogotá la necesidad de su partida, a
expensas de los pequeños dineros de su madre, para la entonces lejanísima zona
nororiental del País y a pedir al obispo de Nueva Pamplona ser acogido en su
diócesis para terminar, también con esos dineros tan generosos de su madre, sus
costosos estudios, y poder así recibir allí la ordenación sacerdotal. La
complejidad de la situación política del tiempo y las sucesivas manifestaciones
de anticlericalismo, las que se dieron repetidamente en el País suramericano, a
menudo seguidas de la destrucción,
aconsejada por la prudencia, de documentación “comprometedora”, explican la
dificultad de reconstruir, en forma detallada y completa, el camino de formación del Padre Almansa, que
fue, a pesar de todo -como lo demuestra
su posterior ministerio sacerdotal y su presencia de ánimo, ante las
subsiguientes manifestaciones anticlericales- , sólido, amplio y seguro.
Nueva Pamplona, ciudad de su ordenación sacerdotal
La Catedral de Pamplona, templo de su ordenación sacerdotal
Bucaramanga, su primer destino como sacerdote
La Iglesia de San Laureano. Aquí llegó como Vicario Parroquial
El obispo de
Nueva Pamplona, monseñor Bonifacio Antonio Tozcano, lo acogió, con
benevolencia, y lo ordenó sacerdote el 27 de mayo de 1866: se
conserva aún una fotografía en que
aparece vestido de fraile el día de su ordenación. Ya neosacerdote, fue enviado
por el obispo a la ciudad de Bucaramanga
con el encargo de vicario parroquial de la parroquia de Sn. Laureano. El
párroco era el cohermano, padre
Francisco Romero, asimilado al clero
local y famoso por diversas iniciativas
adelantadas no sólo en el terreno espiritual sino también en el desarrollo
socio-económico y cultural de Colombia. En aquella diócesis el Padre
Almansa permaneció por espacio de trece
años, hasta 1879: su actividad fue muy apreciada por la comunidad local. El
ligamen espiritual y apostólico que logró instaurar con aquella porción del
pueblo de Dios se destacó, en forma clamorosa, a tal punto que el Siervo de
Dios, por fuerza también de la evolución positiva de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en el
país, gracias sobre todo a la actuación de los presidentes Julián Trujillo y Rafael Núñez, comenzó a
presentar a los obispos la petición de
regresar a su ciudad de origen, también así mismo para ponerse nuevamente a disposición de su Orden religiosa.
Arzobispo de Bogotá Antonio Herrán (1855-1868), protector del Padre Almansa. Le dió las cartas dimisorias para ordenarse en Pamplona
Fray Rafael Almansa OFM, recién ordenado y con el hábito franciscano
Obispo de Pamplona, Bonifacio Antonio Tozcano, ordenante del Padre Almansa
De retorno a Bogotá, se encargó, junto con sus cohermanos, en
primer lugar de la restauración y de la
reorganización de la provincia, y, prioritariamente, de la consolidación estructural
del convento de Sn. Francisco.
El edificante Fraile Menor, Padre Rafael Almansa,
famoso por sus virtudes y santidad.
La
personalidad humana y espiritual del Venerable Padre Almansa sirvió para que
sus cohermanos lo escogieran como compañero de viaje del padre Virgilio Rodríguez, quien en Roma debía representar a la provincia
franciscana de Santa Fe de Bogotá, bajo la advocación de san Juan Bautista, en
el capítulo general convocado para Roma en 1895. Fue esta la para el Siervo de Dios la ocasión
de aprovechar la travesía oceánica : visitó la ciudad de Madrid, el santuario
de la Virgen
de Lourdes, la ciudad de París.
El padre Virgilio Rodríguez, compañero de viaje a Europa. Ambos visitaron al Papa León XIII
Fray Rafael Manuel Almansa Riaño, capellán de la iglesia de San Diego
El Superior General de la Orden Franciscana, Fray Bernardino a Portu Romatino
En Italia, fue a Roma, donde tuvo la posibilidad
de encontrarse con los padres capitulares, con el papa León XIII, quien tanto
contribuyera al relanzamiento del franciscanismo en la segunda mitad del siglo
XIX, sea reformulando la regla de la Orden Tercera , sea con la ayuda concreta y eficaz en favor de la unidad orgánica de la Primera Orden. Estuvo, pues, en Asís. Con todas veras, en el
curso del viaje a Italia, en una rápida ida a Venecia, tuvo también la
posibilidad de encontrarse con el Patriarca, monseñor José Sarto, quien en 1903
llegó a ser Papa, con el nombre de Pío X
(hoy San Pío X).
Vuelto a Colombia, el Padre Almansa debió
enfrentar algunas dificultades surgidas dentro de la Orden franciscana,
donde el nombramiento del padre
Pedro A. Más, como comisario general,
hombre de carácter firme en demasía e intransigente, e incapaz de ofrecer
mediaciones respecto a sus propias convicciones (lo que, posteriormente, fue
causa de su remoción de parte del ministro general de la Orden ), produjo ásperas relaciones entre no pocos frailes, ya, por otra parte, difíciles a causa
del exilio forzado y de las prolongadas separaciones en las que muchos de ellos
habían permanecido en tiempo de las persecuciones de parte del Estado.
En particular, varias divergencias se referían al
propósito del padre Más de traspasar a poder del Arzobispo de Bogotá,
sacándolos de la responsabilidad de la Orden , la cura de la parroquia de Ubaté y el cuidado de la recoleta de Sn. Diego.
P. Pedro A. Más OFM, Comisario General, quien firmó el rescripto de secularización (paso al clero secular) del Padre Almansa
El Padre Almansa en su transición al Clero Diocesano de Bogotá. El Superior General lo autorizó para conservar el hábito franciscano hasta la muerte
El Arzobispo de Bogotá, monseñor Bernardo Herrera
Restrepo, ligado ya al excelso sacerdote por lazos de alta estima y
amistad, intentó resistirse a las
presiones del superior franciscano Padre Más, pero ante la insistencia de éste,
y para evitar agudizar el conflicto interno de los frailes, se decidió a
aceptar las antedichas propuestas. Quiso, sin embargo, el gran arzobispo nombrar capellán de la
iglesia de Sn. Diego precisamente al Padre Almansa, en la certeza de que su presencia garantizaría la continuidad con la gestión precedente y pondría a disposición de la comunidad local un sacerdote de grande autoridad moral, de indiscutible santidad de vida y de fidelidad al espíritu franciscano. El nombramiento hecho por el arzobispo llevaba la fecha del 10 de diciembre de 1897. A fin de poder obrar en completa disponibilidad a las directivas del arzobispo, y lograr, al mismo tiempo, atender en justicia a las apremiantes necesidades de sostenimiento de sus familiares, devolviendo con reconocimiento filial el dinero prestado por su madre, el Padre Almansa pidió y obtuvo la secularización o sea el paso al clero diocesano.
Arzobispo Bernardo Herrera Restrepo (1891 - 1928). Recibió al Padre Almansa en el clero de Bogotá
La Iglesia de San Diego (la "Recoleta" de San Diego), la del Padre Almansa, desde 1897 hasta 1927
De aquel día en adelante la iglesia de Sn. Diego
se convirtió en el centro palpitante del apostolado espiritual y material del
nuevo y santo Capellán de San Diego, quien allí, en una casa pobre y con apenas lo necesario, pasó el resto de
su vida hasta el día de su muerte. Se volvió punto de referencia de la entera
comunidad eclesial de Bogotá, pues a su iglesia acudían también fieles de toda la ciudad : hombres, mujeres,
muchachos y niños, sacerdotes y religiosos encontraron en él un sincero
consejero, un auxiliar discreto, un hombre de Dios caritativo, disponible y
generoso. El radio de su acción, sin embargo, traspasó los límites del barrio,
y la estimación y la amistad del arzobispo, así como el buen recibo que tuvo en
lo íntimo de la sociedad bogotana, hicieron, ciertamente, que el nombre del
Sacerdote Venerable Almansa fuese conocido en toda la capital, como lo
demuestran, además, los festejos de mayo de 1916, con motivo de los 50 años de
su ordenación sacerdotal. En éstos tomaron parte no sólo numerosísimos fieles,
sino también en persona y, en primer lugar, el arzobispo de Bogotá, monseñor
Bernardo Herrera Restrepo, el nuncio apostólico en Colombia, el presidente de
la república de Colombia y un número grande y conspicuo de sacerdotes y
frailes.
LA FIESTA DE SUS BODAS DE ORO EL 27 DE MAYO DE 1916 RODEADO DEL CLERO BOGOTANO Y OTROS FIELES
Se puede, con toda certeza, decir que tales
manifestaciones de gozo expresaban, indiscutiblemente, una fama de santidad en
vida del santo levita, en el que venía
reconocido tanto el fiel hijo de Sn. Francisco como el apóstol generoso y
disponible para las necesidades de la comunidad
de la ciudad.
En la plena madurez de sus meritorios años, su
físico comenzó, progresivamente, a tornarse enfermo.
La última fotografía en vida en el patio de la casa cural de san Diego (1927)
La muerte
le salió al paso en la espera serena del
encuentro con el Señor el 28 de junio de 1927. Tenía casi ochenta y siete años. Las últimas
palabras del sacerdote fueron, a decir de los testigos, una exhortación a
continuar celebrando la práctica de las Cuarenta Horas en honor de la Virgen del Campo, a
Quien, el 2 de julio ya próximo, se le celebraba la fiesta, y cuya imagen él amaba con gran ternura y fervor.
En Cámara ardiente en la Capilla de Ntra. Sra. del Campo, templo de San Diego, 28 y 29 de junio de 1927.
La muerte del santo sacerdote confirmó la gran
raigambre que él tenía en la ciudad de Bogotá. Fotografías y testimonios dan fe
de que los funerales fueron un verdadero e innegable plebiscito: decenas de
miles de ciudadanos tomaron parte en ellos, queriendo testimoniar con su sola presencia
la convicción de encontrarse en frente de un hombre que había sabido entregar
su vida íntegramente al Señor, al servicio de la Iglesia y del prójimo.
Vestido, por el amor y la devoción a Sn. Francisco de Asís, con el hábito
franciscano, -cuyo porte, a petición de
él mismo, había conseguido el arzobispo del superior general, y que no había
jamás dejado ni siquiera después de su secularización de 1897- , fue llevado
desde su amada iglesia de Sn. Diego por
las calles de la ciudad a la
Los bogotanos de todos los estamentos sociales en desfile fúnebre desde la iglesia de san Diego hacia la Catedral
Las multitudes piadosas de Bogotá acompañan su cadáver descubierto. Al lado derecho, la iglesia parroquial de Las Nieves, templo del bautismo del Padre Almansa.
catedral de la capital, donde, por disposición del arzobispo, tuvieron lugar sus funerales. Monseñor Bernardo Herrera Restrepo, desde su lecho de enfermo, dio encargo a su arzobispo coadjutor, el Siervo de Dios Ismael Perdomo Borrero, de efectuar sus honras fúnebres.
La Catedral Primada de Bogotá, donde se ofició su funeral
El Arzobispo de Bogotá (hoy Siervo de Dios), Ismael Perdomo Borrero, presidió el Funeral
Los Restos Venerables del Padre Almansa en la iglesia de San Diego
De la catedral, con el catafalco descubierto, su
cadáver fue llevado, en impresionante y multitudinaria marcha por las calles,
al Cementerio Central de Bogotá. De
allí, el 4 de diciembre de 1980, por orden del Cardenal Aníbal Muñoz Duque, los
restos mortales, tras reconocimiento canónico, fueron llevados a la Iglesia de Sn. Diego,
donde reposan hasta hoy.
El ministro de Dios manifestó en su vida una
profunda radicalidad en las verdades de la fe católica y dio testimonio de
ellas en un tiempo difícil, con gran
heroísmo, sacrificio y determinación. A
través de su figura, es posible leer la historia de una Iglesia perseguida,
que, silenciosa, pero altivamente,
humildemente, pero con dignidad y
fortaleza, se levanta en su pura
esencia, fundándose únicamente en Cristo y en su promesa de amor por la humanidad.
El Padre Almansa fue, en primer lugar, un
enamorado de Dios: habiendo crecido en una familia fuertemente ligada a los
valores tradicionales, orientó su vida a la familia franciscana, a la que
entregó su corazón y su juventud, en la convicción de que la llamada del Señor
a la vida sacerdotal, sentida ésta por él desde pequeño, podría encontrar en la Orden Seráfica su
mejor realización. Su pertenencia a la
orden fue total, vivida con sacrificio y
entusiasmo: siguiendo las huellas del Seráfico, la pobreza en la medida más
radical, y no dudó en seguir la voluntad
de Dios, cuando las leyes anticlericales lo colocaron de frente a la escogencia
dolorosa del abandono de su ciudad y de sus seres queridos.
Su fe se centró principalmente en Cristo, a quien
contempló en la dimensión del
sufrimiento salvífico, pero también en la
de la gloriosa resurrección. Se
nutrió, en forma particular, de la Eucaristía , que fue el centro de su vida
sacerdotal y el alma de su ministerio presbiteral. En la Eucaristía encontró la
fuente de su fuerza, el corazón palpitante de su religiosidad, la parte
central de sus iniciativas: su actuar, de
hecho, no estuvo nunca privado de
una perspectiva espiritual y, al mismo tiempo, su espiritualidad no se mostró
jamás desencarnada de la realidad de su tiempo.
Conjuntamente con la Eucaristía , este
sacerdote tuvo una inmensa y muy tierna
devoción hacia la
Santísima Virgen , a
quien contempló como a la Madre
de Dios, de la Iglesia
y de la humanidad. No dejó de manifestar
abiertamente su piedad hacia Ella, a través de la cual supo hablar a los hombres y a las mujeres de
su tiempo, penetrar en sus corazones,
infundiendo y reforzando en ellos la fe. La Madre de Dios, en su peculiar devoción de
Nuestra Señora del Campo, en el interior
de la iglesia de Sn. Diego en Bogotá, constituyó el
centro neurálgico de su acción pastoral, en
los varios ministerios a los que fue asignado, en el curso de su vida. Su amor por Ella se
destaca como una de las páginas más intensas y vivas de su espiritualidad.
Un abrazo tierno a la antiquísima y tan venerada imagen de la Virgen del Campo en el Camarín propio de Ella en la iglesia de San Diego.
Obviamente, el Padre Almansa amó a Sn. Francisco,
de cuya orden religiosa quiso siempre llevar el hábito, aún después de la
necesaria, aunque en el fondo dolorosa, secularización, a través de la cual
pasó al clero secular. El recurso al indulto de secularización, obtenido
también gracias a la afectuosa y paternal mediación del arzobispo de Bogotá, no
significó jamás para él una renuncia a
su adhesión radical al franciscanismo: de hecho, la espiritualidad franciscana
fue el denso núcleo del cual se
derivaron sus acciones apostólicas, y que constituyó un elemento unificante y
orgánico de su multiforme personalidad.
Junto con otras
devociones, el Padre Almansa amó tierna y profundamente a la Iglesia , cuyos
sufrimientos soportó en primera persona y cuya gloria buscó con intensidad y
sacrificio. Amó a la Iglesia en las personas de
sus superiores religiosos, de los
obispos y arzobispos, a cuyo servicio fue llamado: la amó, sin embargo,
sobre todo, en la
persona del papa, tanto que su encuentro con León XIII puede bien caracterizarse como una de las
manifestaciones más explícitas de su sentido eclesial.
Inmerso en la oración, dotado de una fe
indestructible, el Padre Almansa se ancló, notablemente en las dificultades, en
la virtud de la esperanza, la que supo ejercitar con realismo, orientando su
vida a los bienes eternos. Confiado en la
providencia divina, alimentó la esperanza de poder
dar nuevo vigor, con su acción, a la presencia cristiana en la sociedad,
y se propuso esta finalidad con celo ardiente, amplia confianza e intachable
valentía.
La fe y la esperanza alimentaron y llenaron de vigor la gran caridad del Padre
Rafael Manuel Almansa, quien amó a Dios y al prójimo con total donación y dedicación. Su
ministerio sacerdotal se enriqueció de una tonalidad particular de empeño
volcado al mejoramiento de las
condiciones de vida de sus semejantes, en la certeza, precisamente en aquellos
tiempos en que la Rerum novarum reclamaba que ya la Iglesia no podía
desinteresarse de las cuestiones materiales de la vida de los fieles y que la
dignidad de la persona humana debía ser,
consecuentemente, salvaguardada.
***************
GUÍA CRONOLÓGICA
1840: 2 de agosto, nace en Bogotá el
Padre Almansa. 3 de agosto, es
bautizado en la Parroquia
de Nuestra Señora de las Nieves.
1841:
El Padre Almansa se ve afectado por una grave enfermedad; sus padres lo
recuperan con la imposición del hábito de San Francisco de Asís.
1851:
El Padre Almansa, por tarde en este año recibe su Primera Comunión.
Vive en estrecho contacto con los Frailes Menores y frecuenta las escuelas
elementales.
1859:
23 de junio, el Padre Almansa es
admitido como novicio en el convento de Bogotá.
1864:
Noviembre, en los “actos literarios del Colegio del Seráfico Doctor San
Buenaventura”, participa también el Padre Almansa en calidad de seminarista.
1865:
Abril, el Provincial de los Frailes Menores pide carta dimisoria al Arzobispo
de Bogotá para el Padre Rafael Almansa. Noviembre, de nuevo, en los “actos
literarios del Colegio del Seráfico Doctor San Buenaventura” participa el
Padre Almansa.
1866:
5 de enero, el Padre Almansa consigue el certificado de aprobación como minorista en latín y teología
moral. 18 de abril, Cartas Dimisorias
del arzobispo de Bogotá al obispo de Nueva Pamplona en favor del Padre Almansa. Abril, recomendaciones del
provincial de los Frailes Menores de Santa Fé al obispo de Nueva Pamplona en
favor de los Frailes que se dirigen a aquella diócesis. 17 de mayo: petición del Padre Almansa para
recibir las órdenes mayores de manos del obispo de Nueva Pamplona. 21 de mayo, el Padre Almansa presta juramento de pertenecer y someterse a la
autoridad del obispo de Nueva Pamplona.
12 de septiembre, el Padre Almansa suplica al obispo de Nueva Pamplona poder ayudar a su madre.
1867:
15 de enero, súplica de los habitantes de Bucaramanga al obispo de
Pamplona para que no cambie de esa ciudad al Padre Almansa. 17 de enero, súplica de 80 señoras de Bucaramanga al obispo para que no cambie de esa
ciudad al Padre Almansa. 30 de
septiembre, súplica del Padre Almansa al obispo para que él pueda ir a visitar a su familia; el obispo le niega el
permiso.
1870:
25 de abril, Carta del Padre Almansa al obispo de Nueva Pamplona para poder él ir a visitar a su familia.
1872:
10 de diciembre, Testimonio del
Párroco de Bucaramanga, quien certifica cómo el Padre Almansa ha sido su
coadjutor desde su ordenación sacerdotal en 1866.
1874:
11 de febrero, Carta del Padre Almansa al obispo para obtener cartas dimisorias para irse a la Arquidiócesis de
Bogotá. 15 de abril, muerte del Párroco de San Laureano, Francisco
Romero. 31 de agosto, petición al obispo de Nueva Pamplona de 114
señoras de Bucaramanga para conservar al Padre Almansa como coadjutor de la Parroquia local. P. José Alejandro Peralta es nombrado
Párroco de San Laureano en Bucaramanga.
1877:
30 de agosto, el Padre Almansa suscribe la Carta del nuevo obispo de
Nueva Pamplona contra la ley de inspección de cultos.
1879:
12 de febrero: Carta Circular del Vicario General de la Diócesis de Nueva
Pamplona, en la cual informa del alejamiento del obispo. Mayo,
Carta del Vicario Provincial de los Frailes Menores de Nueva Granada,
Fray Vicente Garay, que impone al Padre Almansa presentársele. 9 de mayo, Carta del Padre Almansa al
Vicario Foráneo, acompañada de permiso del obispo, con la cual pide el permiso
de ir a Bogotá a donde sus superiores.
12 de mayo, Carta Circular del
Vicario General de la
Diócesis de Nueva Pamplona que informa del regreso del
obispo. 14 de junio, el Padre Almansa informa al vicario general de Nueva Granada sobre su retorno definitivo a la Provincia Franciscana
de Bogotá.
1880:
4 de octubre, convocación de
todos los Religiosos Franciscanos para el capítulo provincial: deben
encontrarse en Bogotá antes del 6 de enero de 1881.
1881:
Enero, compilación de las tablas
del capítulo provincial de los Frailes Menores: es citado también el Padre Almansa. 2 de febrero, el Padre Almansa se despoja de todos sus
haberes delante del visitador, P.
Gregorio Pinilla. 17 de agosto, el Padre Almansa pide al Ministro General
poder llevar algo especial en la cabeza.
9 de octubre, firma con otros
frailes de Bogotá una carta al Ministro General de los Frailes Menores.
1882:
19 a
26 de septiembre, Carta del Padre
Virgilio Rodríguez, en nombre del provincial
al Padre Almansa para expresar delante del delegado de la Santa Sede la voluntad
de seguir la vida común. Respuesta
positiva del Padre Almansa.
1883:
8 de octubre, Carta del Padre Almansa al Ministro Provincial para que le sea asignado un puesto actual para
desarrollar su ministerio.
1887:
5 de febrero, el Padre Almansa pide al provincial ser exonerado del cargo de maestro de novicios. 26 de diciembre, Carta al comisario visitador general, P.
Bernardino González: entre los firmantes está también el Padre Almansa.
1889: “Status” local y personal de la provincia de
San Juan Bautista en Colombia: es mencionado también el Padre Almansa.
1891:
26 de enero, Carta de cinco
Frailes al Ministro General, en la que piden que se reestablezca en el Convento
Máximo y en los Conventos Menores el antiguo orden y régimen establecido y
aprobado por el visitador Padre Cortés.
El primer firmante es el Padre Almansa.
1892:
22 de junio, cuadro de nombres de
la Provincia
Franciscana en Bogotá.
El Padre Almansa es nombrado vicario de la casa. 11 de diciembre, nuevo ofrecimiento de la campaña llamada
María de San Antonio en presencia del arzobispo, del Padre Almansa y de otros
frailes. La campaña es un obsequio del Padre Almansa.
1893:
Octubre, Actas del Capítulo Provincial. El Padre Almansa firma como definidor de la provincia. 5 de
octubre, Carta al Ministro General en la
cual varios frailes atestiguan el legítimo abandono del capítulo. 8 de octubre, actas de la visita del Convento Máximo de la Provincia Franciscana
de Bogotá de parte del visitador Padre Mariano Arbós.
1894:
25 de enero, Carta de muchos
frailes de la provincia de Bogotá al Ministro General. Aparece también la firma del Padre Almansa en calidad de definidor. 24 de
junio, Carta del Ministro General Padre
Luis de Parma para la celebración de la
congregación general para celebrarse en 1895.
26 de julio, noticia de prensa
sobre el centenario de la consagración al culto del Templo de San Francisco: se
nombre al Padre Almansa. 2 de
agosto, el Padre Almansa hace reparar y
embellecer el altar de Cristo a la entrada por el coro en la Iglesia de San
Francisco: hace colocar también la
imagen del Arcángel San Rafael.
Organigrama de la provincia de los Frailes Menores de la Observancia de San Francisco
en la República
de Colombia bajo la protección de San Juan Bautista. La revista Acta Ordinis Minorum publica las
disposiciones para la secularización de los Frailes Menores.
1895:
1 de junio, elenco según el orden
de precedencia de todos los provinciales y vocales participantes en la
congregación general. 7 de agosto, el Padre Almansa es autorizado a celebrar en
el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes en Francia. 12 de agosto, noticia del periódico El Imparcial: llegada a
Madrid del Padre Almansa y del Padre Virgilio Rodríguez: narración de la
permanencia en Madrid y de su viaje a Toledo.
2 de octubre, invitación a las
cuarenta horas de parte de la comunidad de San Francisco de Bogotá. 8 de octubre: noticia en la prensa sobre la
fiesta religiosa de San Francisco: bienvenida al Padre Almansa y al Padre Virgilio por su viaje a Europa. 20 de
noviembre, Carta de Fray Rafael a una
señora: se habla del Padre Almansa.
1896:
25 de febrero a 20 de marzo,
agradecimiento de un periódico al Padre Almansa por la colocación del
reloj en la torre de la iglesia de San
Francisco. 19 de marzo, colocación en la torre en la iglesia de San
Francisco de un reloj, gracias al empeño del Padre Almansa. 29 de agosto, Sepultura en la iglesia de San
Francisco del cráneo del virrey José Solís Folch y Cardona, benefactor,
trasladado del cementerio: iniciativa del Padre Almansa y del ministro de
instrucción pública. Octubre,
festividades religiosas organizadas por el Padre Almansa.
1897:
9 de enero, nombramiento del
Padre Pedro A. Más como comisario general de la provincia de los Frailes
Menores en Bogotá. 6 de abril, el Padre Almansa firma una declaración
relativa a algunas demostraciones ocurridas en 1837. 4 de mayo,
el Padre Almansa firma un acta del definitorio provincial como
definidor. 24 de agosto, petición del Padre Almansa al comisario
general para su secularización. 25 de
agosto, petición del Padre Almansa enviada al ministro general para su secularización. 27 de agosto, Carta del Padre Almansa al comisario
general: tres razones para insistir sobre su petición de secularización. 2 de septiembre, el comisario Padre Pedro A. Más cede al
arzobispo de Bogotá la cura de la
Iglesia de San Diego.
19 de octubre, Carta del Padre Almansa al comisario general sobre su secularización. 20 de octubre, el arzobispo de Bogotá acogerá al Padre Almansa en su clero. 15 de noviembre, SECULARIZACIÓN DEL PADRE ALMANSA. 17 de noviembre Carta del Padre Pedro A. Más
sobre el estado deplorable de la provincia.
Diciembre, carta en la prensa con
muchas firmas que lamentan la separación del Padre Almansa de la iglesia de
San Francisco.
1898: 1 de enero, el comisario general de los Frailes Menores pide diligenciar lo que se pueda para que la Santa Sede conceda al Padre Almansa el permiso de secularización perpetua. 14 de marzo, carta del arzobispo de Bogotá al comisario general acerca del permiso obtenido por el Padre Almansa, del ministro general, para continuar llevando el hábito franciscano. Junio, el Padre Almansa, en calidad de capellán de la iglesia de San Diego, hace estampar una invitación para la fiesta del 2 de julio. 27 de junio, SECULARIZACIÓN PERPETUA (paso al clero secular) del Padre Almansa concedida por la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares. 13 de octubre, las Cuarenta Horas en la iglesia de San Diego de Bogotá organizadas por el Padre Almansa.
1899:
9 de abril, el Padre Pedro A. Más comunica que el delegado apostólico
obliga a colocar el noviciado en Medellín.
14 de mayo, el Padre Pedro A. Más pide su renuncia espontánea de
comisario general. 15 de mayo, el ministro general exonera al Padre Pedro A.
Más del cargo de comisario general.
1900:
15 de noviembre, protesta del
capítulo metropolitano contra una declaración del periódico El Conservador.
1911:
25 de diciembre, carta del Padre Almansa al doctor Eduardo Restrepo
Sáenz, residente en Lima, Perú.
1916: 27 de mayo, festejos por el quincuagésimo aniversario de la ordenación sacerdotal del Padre Almansa. 28 de mayo, 30 de mayo, 31 de mayo, 15 de junio, 28 de junio, 3 de julio. Noticias de los festejos por los cincuenta años de ordenación.
1927: 28 de junio, muerte del Padre Rafael Manuel Almansa Riaño. 29 de junio, 30 de junio, 1° de julio, 2 de julio, 16 de julio, todas las noticias sobre la muerte y los funerales del Padre Almansa.
1997: 1º de febrero, se clausuran los procesos arquidiocesanos de Virtudes Heroicas, Fama de Santidad y Presento Milagro.
1997: Febrero, El Arzobispo de Bogotá, Cardenal Pedro Rubiano Sáenz, autoriza llevar a Roma dichos procesos.
1997: Febrero, los procesos anteriores son consignados en la Congregación de las Causas de los Santos en Roma.
1999: 5 de junio, La Santa Sede emite el decreto de apertura de los procesos. El Padre Almansa es SIERVO DE DIOS.
2016: 10 de mayo, el Santo Padre Francisco firma los decretos que declaran la Heroicidad de las Virtudes del Siervo de Dios Rafael Manuel Almansa Riaño y su Fama de Santidad. El Padre Almansa es declarado VENERABLE por el Papa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario